5 formas de financiación para comprar una casa

Comprar una vivienda es una de las aspiraciones vitales más comunes, más incluso que formar una familia. No todo el mundo tiene el anhelo de casarse y formar una familia, pero todo el mundo sin excepción necesita un techo bajo el que vivir, lo que hace que prácticamente la totalidad de la población piense en poder adquirir una vivienda en propiedad en algún momento de su vida.

A continuación, vamos a ver 5 formas de financiar una vivienda:

Préstamo hipotecario:

La opción más habitual de todas es solicitar un préstamo hipotecario a una entidad bancaria. La cuestión es que, en la actualidad, salvo excepciones, los bancos no ofrecen una hipoteca del 100%, sino del 70% del valor de la vivienda o del valor de tasación, la cantidad más baja de las dos.

Por eso, este tipo de financiación requiere de unos buenos ahorros que permitan realizar el pago de la entrada y cubrir el 30% del coste que no aportará el banco.

Crédito para la vivienda:

Es una buena opción para poder hacer frente al coste cuando el dinero del que dispones no llega al 100% del precio de la vivienda, para cuando quieres hacer una reforma o a la hora de hacer frente al pago de la fianza en el caso de un alquiler.

Crowdfunding inmobiliario:

El crowdfunding es una forma de financiación alternativa que está basada en las microcontribuciones. Una empresa o individuo lanza un proyecto en una plataforma de mecenazgo y cualquier persona que esté interesada en dicho proyecto puede contribuir con la cantidad que quiera. Los proyectos tienen un objetivo presupuestario que debe ser cubierto dentro de un plazo límite.

Si cuando concluya el plazo de fundación del proyecto se ha alcanzado la cantidad objetivo, el proyecto recibe el dinero de los patrocinadores que se habían comprometido. Si no se alcanza la cifra deseada, el proyecto fracasa y ningún patrocinador debe hacer ninguna contribución, ya que estas quedan canceladas.

En el caso del crowdfunding inmobiliario los patrocinadores lo que hacen es comprar una parte del inmueble, casi siempre con el objetivo de utilizar la vivienda como una inversión.

Alquiler con opción a compra:

Aquellos que no pueden hacer frente a la compra de una vivienda está obligados a recurrir al alquiler para encontrar un lugar donde vivir. El problema que plantea esta opción es que los inquilinos pueden tener la sensación de estar tirando el dinero. Por el contrario, un propietario paga su hipoteca mensual, pero la vivienda es suya, por lo que en el futuro puede venderla y recuperar la inversión e, incluso, ganar dinero.

El alquiler con opción de compra suaviza la parte negativa del alquiler, y es que los arrendatarios, pasado un tiempo acordado previamente, tienen la posibilidad de comprar el inmueble a un precio inferior del estipulado de antemano, porque las mensualidades que se han ido satisfaciendo —o, al menos, una parte de ellas— se descuentan del coste final.

Financiación familiar:

Por último, los compradores pueden acudir a la ayuda familiar para conseguir la casa a la que le han echado el ojo. El procedimiento es similar al que se realiza al solicitar un crédito, pero en vez de suscribir el acuerdo con una entidad bancaria, se realiza con los familiares. Es necesario firmar un contrato con una duración determinada entre las partes para que quien compra la vivienda devuelva mes a mes el dinero que ha recibido prestado.

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